lunes, 9 de marzo de 2009

Pensar la Educación desde el Discurso

Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Especialización en Lectura y Escritura
Taller: Enseñanza y aprendizaje de la lectura y la escritura en las etapas avanzadas
Profesora: Angélica Silva

Período académico : 2009 I

Pensar la Educación desde el Discurso

Prof. Reina Uzcátegui

Resumen comentado

Referencia:

Martínez, M. (2001). Análisis del discurso y práctica pedagógica: Una propuesta para leer, escribir y aprender mejor. (3ª ed.). Argentina: Homo Sapiens Ediciones.

Vocabulario especializado, conceptos y temas de interés:

1. Perspectiva discursiva: Enfoque orientado al estudio del proceso de construcción del sentido y de la significación en situaciones de enunciación. En dicha situación, se establece una relación entre la cognición y la comunicación, las operaciones mentales y las lingüísticas, las informaciones y los significados para la utilización funcional del lenguaje en contextos comunicativos.

2. Perspectiva interactiva: Enfoque orientado a la construcción del sentido a través del uso de la información contenida en el texto. La interacción ocurre debido al conocimiento compartido entre el lector y el contenido expuesto en el texto. Se aborda en un mismo espacio modos de pensamientos para interactuar acerca de las formas de ver y de configurar los esquemas de pensamiento. Para comprender un texto es necesario que el lector posea un esquema que le permita relacionar lo que ya sabe con lo que le aporta el texto. De esta manera se posibilita la comprensión y producción de significados.

3. Dimensión Dialógica: Relación intersubjetiva entre usuarios, en un contexto situacional específico que permite ver el lenguaje y los conceptos en pleno desarrollo. Lo dialógico implica un proceso comunicativo entre expertos-aprendices, aprendices-aprendices y lector-texto-autor. En este acto comunicativo ocurre la reelaboración de los esquemas de conocimiento y el aprendizaje como procesos dinámicos para la reflexión, el debate, el intercambio de ideas y experiencias.

4. Enunciado: Es el producto de la interacción social de tres participantes: el locutor (o autor), el interlocutor (o lector) y el objeto (el protagonista) (Martínez, 2001, pág. 30). Es la unidad de la comunicación discursiva dentro de la situación en que se produce y permite la construcción de la significación y del sentido del mundo.

5. Competencia discursiva: Capacidad para comprender y producir discursos atendiendo a su coherencia y a su cohesión. La competencia discursiva es exhibida por los usuarios de una lengua, de acuerdo con las exigencias sociales, a sus intenciones y a las situaciones de comunicación. Permite desarrollar instrumentos heurísticos que hacen posible la apropiación, reflexión y la generación de conocimiento. En un sentido más amplio, posibilita el aprender a pensar con posición crítica y analítica para tener acceso al discurso argumentado como usuario de la lengua escrita de manera eficaz y eficiente en contextos comunicativos.

6. Uso funcional del lenguaje: Práctica eficaz en contextos comunicativos mediante mecanismos enunciativos, textuales y discursivos. Dicha práctica permite a los usuarios de una lengua conocer y emplear los elementos del lenguaje de manera coherente en situaciones de comunicación.

7. Textualidad: Se refiere a la forma de manifestación y organización del lenguaje en un texto (Lineros, 1996). La misma requiere de la compleja integración de los constituyentes del texto en un acto comunicativo con sentido pleno y coherente. La textualidad se construye a partir de las relaciones léxicas, semánticas, sintácticas, referenciales denotadas en la macroestructura de un texto.

Resumen:

En el capítulo, “Pensar la Educación desde el Discurso”, de la obra de María Cristina Martínez se muestra una propuesta educativa desde una perspectiva discursiva e interactiva para la enseñanza de la lengua materna. Bajo la dimensión dialógica del discurso, la propuesta parte, según su autora de la necesidad de un proyecto educativo construido sobre la base de la calidad y equidad, para el desarrollo de una competencia discursiva relacional como aspecto básico en el uso funcional del lenguaje y estrategias para aprender a pensar. La propuesta explícitamente acusa las principales dificultades propias de los estudiantes en la educación superior al abordar un texto. Aboga por el desarrollo de estrategias de comprensión y producción que les permita el develamiento discursivo en el ámbito de la textualidad, así como diversos niveles que concurren en este proceso. La autora se refiere a los principios metodológicos que deben sustentar una intervención pedagógica para aumentar los recursos textuales y fortalecer el desarrollo de estrategias cognitivas y metacognitivas necesarias en la activación de los procesos mentales y en el desarrollo y dominio discursivo bajo los parámetros de la autoevaluación y coevaluación de los compañeros de grupo. Para ello, propone estrategias pedagógicas tales como: a) descubrimiento gradual “extraordinario”, b) modelado interactivo individual y grupal, c) motivación explicativa d) talleres, e) modelado cíclico. Asimismo sugiere la utilización de una gran variedad de textos fundamentados en el reconocimiento del lenguaje. Promueve una metodología basada en el trabajo en grupo como punto de partida para llegar al trabajo individual, en el marco de un proceso interactivo y cooperativo en el aula. Finalmente, la autora invita a considerar la dimensión discursiva consciente e intencional en la educación como respuesta a las diversas formas de aprender.


Comentario Crítico:

La intención de la autora en este apartado es convencer al lector, no sólo de la importancia de la perspectiva discursiva e interactiva en la enseñanza de la lengua materna, sino también, de la necesidad de pensar en el acople de esta perspectiva en una base epistemológica de tipo enunciativo para mostrar el poder explicativo que podría tener la dimensión dialógica de lenguaje. Considero que a la luz de la era del conocimiento, de las innovaciones en tecnología y comunicación, es necesario asumir los procesos de enseñanza y aprendizaje de la lengua materna desde una perspectiva más amplia que el simple hecho de leer y escribir. La formación de verdaderos usuarios de la lengua escrita debe circunscribirse a un proceso complejo de construcción de significados y sentido de la realidad.

Al igual que la autora, pienso que nos encontramos en un mundo discursivo, y en este mundo se resiente la necesidad de una explicación válida sobre la construcción de sentido. Por ello, apoyo de manera categórica la propuesta de María Cristina Martínez, pues esta autora tiene en cuenta los diversos aspectos que intervienen en el discurso y su relación con la enorme complejidad de los significados que envuelven la realidad del mundo, a saber: (a) el reconocimiento del texto como unidad interactiva, (b) la progresión temática, (c) organización estructural, d) dimensión retórica, (e) intencionalidad. El conocimiento sobre estos aspectos en la construcción y comprensión del discurso brinda la posibilidad de formar estudiantes competentes en el uso funcional del lenguaje. De tal manera que, la propuesta de Martínez se perfila como una de las soluciones que se vislumbra como viable para la formación de los usuarios de la lengua escrita que exige la sociedad del siglo XXI.

En lo esencial, si comprendemos la alfabetización como un proceso que se lleva a efecto en el transcurso de la vida y que está ligado al aprender, es necesario también, comprender que pertenecemos a una cultura escrita con necesidades cada vez más específicas. De igual forma es también innegable, la preocupación por la calidad en la formación de nuestros estudiantes como lectores y escritores en las diferentes etapas educativas y las consecuencias de esta formación en su desempeño en la educación media y superior. Se evidencia la necesidad de elementos curriculares que garanticen la cualificación de los procesos de comprensión y producción textual, en garantía del desarrollo de competencias que los posibiliten, tal como lo expone la autora, en la apropiación y generación de conocimientos y en el desarrollo de una capacidad analítica y crítica frente al conocimiento del mundo.

La posibilidad para un estudiante de lograr interactuar eficientemente con los textos propios de su campo de formación debe ser uno de los retos de cualquier proyecto educativo. Creo en la innovación desde la formación, por ello estoy segura de la necesidad de impulsar un cambio en la formación de los estudiantes en todos los niveles educativos. Día a día, es más evidente la necesidad de incluir en los currículos aspectos del lenguaje como el discurso, porque esto permitirá preparar al estudiante para comprender los textos que leen, aprender a partir de los textos y por supuesto producir conocimiento. No obstante, apelo, especialmente, a la idea de la autora de presentar propuestas dirigidas a producir cambios significativos en los esquemas de los estudiantes que posibilite el desarrollo de las competencias requeridas para accionar en una sociedad discursiva.

La perspectiva discursiva e interactiva de María Cristina Martínez, aborda un tema absolutamente central en los esfuerzos de todos aquéllos que, de alguna ma­nera, están comprometidos con la formación de las nuevas generaciones. El lenguaje escrito ha sido valorado como estigma de cultura. Por siglos, saber leer y escribir han sido signos de estatus en las culturas alfabetizadas, como la nuestra. Sin embargo, la tarea de lograr que nuestros jóvenes lleguen a tener un dominio aceptable en estas habilidades se ve obstaculizado muchas veces por la propia práctica pedagógica. Esta tarea pareciera hacerse cada vez más difícil. La letra, que por tantos siglos fue instrumento de progreso intelectual, fuente de desarrollo y difusión de conoci­miento en todos los campos, hoy en día se enfrenta con un competidor muy poderoso que atrae el interés de los jóvenes por su dinamismo y fugacidad: los medios audiovisuales, especialmente la televisión y el Internet.

Una propuesta pedagógica con fundamento en la perspectiva discursiva e interactiva permite entre otras posibilidades: a) el develamiento de medios y formas de comprensión y de producción escrita más elaboradas que incidan verdaderamente en el desarrollo de los procesos cognoscitivos de los estudiantes, b) el dominio de instrumentos para utilizar la tecnología y medios de comunicación con sentido crítico y analítico. En mi opinión, abogar hoy día por una alfabetización académica no es suficiente. Evidentemente existe una necesidad urgente en el ámbito educativo de nuevos modos de alfabetización como la informacional, en medios audiovisuales, Internet, entre otros.

Por su parte, el conocimiento sobre el discurso escrito puede ser una herramienta útil para el profesor no sólo del área de lengua, sino en otras disciplinas porque el desarrollo de la competencia discursiva permitirá al estudiante aprender a pensar y seguir aprendiendo. Estoy de acuerdo con el desarrollo de una propuesta de lectura y escritura que tenga como razón fundamental la calidad y equidad de la educación, pues desde esta visión se perfila el logro de un mejor dominio del lenguaje y definitivamente del acceso al saber crítico por parte de los estudiantes.

Actualmente es necesario, el reconocimiento de la manera cómo opera el lenguaje en el discurso, y la toma de conciencia de las diversas estructuras que subyacen a los textos. A partir de estas consideraciones, los estudiantes podrán apropiarse gradualmente de los modelos de organización del texto y esto le permitirá desarrollar y descubrir, no sólo formas de construir sino también formas de conocer y de procesar la información de manera mucho más eficaz. En consecuencia creo que una propuesta bajo esta perspectiva es una verdadera posibilidad para descubrir el significado y sentido del mundo a través de la comprensión y producción de textos en las distintas disciplinas.

Finalmente, resulta interesante comprender desde la acción pedagógica cómo los estudiantes descubren y obtienen sentido del mundo, cómo llegan al significado de la realidad objetiva, social y cultural. Tal planteamiento debe generar inquietudes en los docentes, no sólo para programar la acción pedagógica, sino también para buscar herramientas de capacitación y actualización en correspondencia con las demandas de aprendizaje de los estudiantes y su incursión en las diferentes comunidades discursivas. Ante tal demanda, Martínez nos presenta una propuesta que amplifica el concepto de enseñanza de la lengua materna desde una perspectiva discursiva e interactiva en el marco de la dimensión dialógica. A partir de ésta, se vislumbra la enseñanza de la lengua materna a partir de una estructura conceptual, para que el estudiante pueda expresar con claridad y coherencia el conocimiento que posee en un lenguaje discursivo.

Así mismo, considero que una propuesta de esta naturaleza debe ampliar su campo de acción a las etapas previas de la enseñanza de la lengua materna. El desarrollo de una competencia comunicacional requiere ser abordada desde etapas más tempranas. De tal manera, que cuando un estudiante acceda a estudios avanzados, tenga bases consolidadas para cumplir con las exigencias cognitivas y discursivas propias de este nivel y progresar a niveles más avanzados sin mayores conflictos. Ante este análisis, las dificultades que evidencian los estudiantes universitarios en la comprensión textual se verían disminuidos y en consecuencia, tendríamos usuarios con capacidades para comprender y producir discursos en contextos comunicativos.

Otras referencias consultadas:


Lineros, R. (1996). La función textualidad y la categoría texto. [Documento en línea]. Tesis doctoral. Murcia. Disponible: http://www.contraclave.org/lengua/funcion.pdf. [Consulta: 2009, Febrero 20]

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